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Educación
- Los orígenes
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En
la época de la conquista española,
las características económicas
y políticas de este territorio
-sin riquezas minerales, sin grandes
centros de poder dentro del mismo- no
fueron propicias al desarrollo temprano
de un sistema educativo.
La
fundación de Montevideo en 1724
-pronto convertida en activo puerto-
posibilitó que fuera surgiendo
una clase media ciudadana y comerciante
que impulsó la creación
de un sistema educacional, pero la inestable
situación política, sobre
todo a partir de los comienzos del siglo
XIX, frustró los sucesivos intentos.
Sólo surgieron y se mantuvieron
-de manera irregular- algunas escuelas
elementales en las que se enseñaba
lo imprescindible para la vida social:
lectura, escritura, operaciones aritméticas
y preceptos religiosos. Estas escuelas
no presentaban ningún atractivo
para los niños, los que debían
soportar durante años un aprendizaje
penoso basado casi exclusivamente en
la memoria y con la permanente amenaza
de posibles castigos (golpes de palmeta,
azotes, etc.) si ese aprendizaje no
se concretaba.
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Fue,
sin duda, una novedad pedagógica la
aparición del método lancasteriano
que, al parecer, fue más eficaz en
la transmisión de los conocimientos,
aunque se basase también en la memoria
y la disciplina. El fracaso de esta experiencia
-empero- confirma la ausencia de condiciones
sociales propicias tanto en lo político
como en lo cultural.
Otra
experiencia algo distinta lo constituyeron
las "escuelas de la Patria", organizadas
por el gobierno artiguista pero con escasa
duración e influencia.
En
cuanto a la enseñanza de nivel superior
o medio (gramática, latín,
filosofía, etc.) fue prácticamente
inexistente, ya que el modesto medio social
no requería de esos conocimientos,
al menos en una medida que justificase su
atención especial.
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